jueves, 20 de febrero de 2014

La Luz de las Anjanas

1.- Penumbra




Hoy la noche se presentó ante los ojos de Clara, con la velocidad que las agujas del reloj giran cuando lo estas pasando bien. Tan rápido, que cuando se da cuenta, un largo escalofrío recorre su piel, y el relente de la noche la devuelve a la realidad.

Es tan tarde y tan largo es el camino de vuelta, que las prisas adelantan a la sensatez, y cuando se para a contemplar que el camino más corto no es el más prudente, un silbido del viento apaga el candil que alumbraba el camino.

Y ahora todos son ruidos y ahora... ahora todo lo envuelve el frío, lo que antes eran prisas, ahora el rechinar de los arboles lo convierte en miedo, lo que antes era dorado, ahora es negro. La capa no abriga, su piel se eriza… los espíritus de la noche se frotan las manos...






2.- Hacia la Luz







Hace ya tanto tiempo que se escondieron las Anjanas, que su candil no guía a los perdidos, que sólo los fuegos fatuos caminan a sus anchas. Sin las hadas de Cantabria, sin su magia protectora, rodeada de temores en el bosque está Clara, petrificada por el frío en mitad del camino.

A lo lejos un destello, una luz fría que aflige los sentidos, como un cervatillo herido, Clara mira atrás intentando buscar a alguien que confirme su incredulidad, que no es cierto lo que ha visto, pero sólo hay oscuridad al otro lado de la luz. Mientras, su capa cae como un hilo en el viento sobre sus brazos, mientras las dudas crecen y los miedos sobrecogen. Clara se pregunta:

¿Será un rayo de esperanza? ¿o será que los espíritus perdidos quieren tomarse su venganza?






3.- El encuentro





La luz crece como una flecha hasta ella, los ruidos tenebrosos parecen enmudecer por una sinfonía que solo ofrece esperanza, ecos de otros tiempos, la voz de las Anjanas, la luz crece como un amanecer tras las montañas, calentando su piel, espantando los miedos de Clara. Ella se acerca, quiere entender lo que pasa, ¿porqué esa luz? ¿ es la luz de su guarda?



 Al agacharse contempla que detrás de ese haz de luz hay una luciérnaga que ilumina su cara y el bosque, casi hace pensar que es de mañana. La música y las voces proceden del batir de sus alas, en ella una sonrisa se dibuja en su cara.



 Clara, tan dulce, tan llena ahora de magia, ya no tiene prisa; detrás de esa luz ya no hay nada, ni espíritus, ni lobos, ni frío.



 Ya ni siquiera recuerda que volvía a su casa








4.- Dueña de la Luz 






 Al cogerla entre sus manos, siente cómo el hechizo del bosque abriga su alma, y la voz le susurra:



 - Ahora es tuyo el poder, ahora tu harás que nadie se pierda al volver a su casa.
 - yo, yo nunca... nunca fui dueña de nada, solo tengo un vestido que alguien olvidó cerca de mi casa.
 - yo te hice el vestido, y también la capa, yo cuidé desde que eras niña que nada te faltara
 - pues me faltaron mis padres y alguien que no fuera la apariencia de una bruja malvada, que me obligara a trabajar como si no hubiese mañana.
 - tu no eres hija, ni eres criada, eres la ultima Anjana, protectora del bosque, poseedora de la luz que encuentra el sendero a los perdidos, que espanta tinieblas e ilumina miradas.
- yo? pero? es por esto que...



 Y miles de recuerdos inundaron su mente, miles de destellos aparecieron en su vida, miles de canciones y melodías, de repente brotaron de su interior todas esas veces que el bosque la habló, todas las veces que en él encontró su hogar.




5.- La Luz de las Anjanas



- Ahora lo entiendes, ahora me ves en tu vida

- habló la luciérnaga-.

 - Si, creo que empiezo a entender.

 - no hace falta entender, guárdame en tu candil, guárdame para siempre, cuida del bosque, ayuda a la gente, ahora eres tú la que posee LA LUZ DE LAS ANJANAS.



 Así Clara entendió que no era tarde para llegar a su casa, pues su casa era el bosque. Así Clara entendió que debía dar luz a los que les atrapa el frío y la noche.



Más información: https://www.facebook.com/Luciernagos






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